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jueves, 28 de noviembre de 2013

Balance





Sesenta años, seis décadas ya, llevo transcurridas de esta vida que me tocó en suerte, o quizá no; pues creo que somos nosotros quienes elegimos qué “materias” queremos  aprender en esta escuela que es cada una de nuestras vidas. Indudablemente no puedo quejarme, ya que tuve dos ángeles guardianes maravillosos, que me dejaron “ser” con absoluta libertad, que me protegieron, que no me dejaron faltar lo indispensable para que fuera una persona sana y feliz, y que luego hicieron lo mismo con mis hijas (mi gran sueño y supongo que mi primer materia elegida). Mientras ellos estuvieron aquí, a mi lado, me sentí querida, protegida, en un nido cálido y seguro. Difícil fue cuando cumplieron su tarea y se fueron a sus nuevas vidas, pues me quedé perdida, sin alas, y en la más terrible de las soledades; y ahí comenzó mi calvario, mi materia más difícil a rendir.  Cuatro años hace ya en que vengo pasando una prueba tras otra, a veces con honores, a veces con mucha dificultad, a veces con deseos de largar todo y terminar con el camino, pero aquí estoy, y me siento cada día con más fuerzas y más ganas de seguir caminando, sea lo que sea que encuentre a mi paso. Presiento que lo peor ya pasó, y aunque sé que debo seguir aprendiendo, creo que ya no será tan difícil, ni tan duro. Deseo con toda mi alma que pueda seguir transcurriendo alguna década más, que mi salud me lo permita, que pueda finalmente encontrar a ese compañero que nunca tuve, con quien compartir el resto de mis días, con amor, en paz, en absoluta armonía, que pueda tener cerca a mis hijas y mis nietos que son los seres que más amo en esta vida. A pesar de que me sé imperfecta, siento que lo merezco. Agradezco a Dios, al Universo, a la Vida, por cada una de las almas que he encontrado en mi camino, aún aquellas que me soltaron la mano cuando las necesité o que simplemente me ignoraron, pues eso también me sirvió para mi crecimiento. Gracias por todo lo aprendido y gracias por tener las fuerzas y las ganas de seguir haciéndolo. Este cuerpo que recubre mi alma cumple 60 años, yo, esta alma, me siento de 30.