EL AMOR ES LIBRE
Hemos vivido por siglos buscando el
amor perfecto, ese amor ideal que solo ocurre en los cuentos de
hadas, con besos acompañados por tañir de campanas y aves que
vuelan a nuestro alrededor en prados llenos de flores; parejas
creadas el uno para el otro que no han conocido el amor hasta
encontrar al indicado; amores para siempre en mundos ideales donde
los protagonistas no tienen que trabajar, ni pagar cuentas, ni
maniobrar con el sueldo para que rinda hasta el final del mes, que no
tienen que cambiar pañales ni se enferman ni discuten porque no
tienen ideas propias, los dos son uno y están tan seguros de sí
mismos y son tan perfectos, que ni siquiera se equivocan. Pero en la
realidad, el amor no es así.
Uno puede enamorarse, creer que esa
persona es tu vida, que sin ella no podrías seguir viviendo, y sin
embargo un día encuentras alguien que te llega mucho más profundo,
que hace que el mundo ideal, la vida ideal, que construyeron con el
otro parezca un simple ensayo ante la obra maestra que podrías
escribir junto a tu nuevo amor. O al revés, cuando es el otro el
que encuentra ese amor.Y entonces comienzan las culpas, los
reproches, el dolor de cerrar una puerta que un dia significara tu
felicidad y comienzan los problemas legales que te dejan no solamente
mucha amargura, sino un gran hueco en tus finanzas, y si hay hijos
entonces, culpas y más dolor.
Hemos heredado de nuestros mayores ese
concepto de que el amor es una atadura que une a dos personas, hasta
se nos llama esposos, como si estuvieramos presos, se firma un
contrato de matrimonio, porque eso es lo que hacemos en esa
ceremonia; mentira, nada nos ata. Ni el matrimonio, ni el amor, ni el
deseo, ni siquiera los hijos.
Somos espíritu, somos energía, somos
libres de sentir, hacer o pensar lo que queramos. Reglas morales?
Quién las creó? Seguramente alguien que se sintió dueño de la
verdad. Leyes divinas? No, no lo creo. Estoy entendiendo mejor lo que
somos, a que vinimos a esta vida y qué es lo correcto, y me he dado
cuenta que a pesar de que Dios sea uno solo, todos lo ven de distinta
forma y de acuerdo a su saber y entender o a su conveniencia, al
igual que esas reglas morales que se nos enseñan. La única regla
que deberemos seguir es hacer el bien, ser buenos alumnos de la vida,
felices y fieles a nosotros mismos respetando a los demás, porque
para eso vinimos. Nadie es dueño de nadie, ni de los sentimientos de
nadie, cada uno debiera hacer su propio camino sin depender del otro,
para así conservar su libertad individual y poder desarrollarse.
Los hijos? Los hijos son hijos de la
vida, son almas que se nos confían para que los cuidemos mientras no
sean autosuficientes, y quién dijo que debían crecer en un
matrimonio? No se deja de ser padre porque uno se separe, siempre se
puede.
Si cada uno forja su propia vida, su
propio crecimiento, aún viviendo en pareja, todo cambia. Sin
ataduras de ninguna índole, disfrutando el amor y la vida en pareja
y conquistando cada día al otro. Esa es la vida ideal, el mundo
ideal. Si quieren hacer ese contrato, como un símbolo del amor que
los une, cada uno es libre de hacerlo, pero no como una
responsabilidad de unión perpetua, sino como un símbolo de ese
amor, que, si un día se acaba, no sirva para generar problemas
legales y dolor, que sea con respeto a la libertad de cada uno.
Creo que vamos evolucionando hacia la
libertad, vamos dejando de a poco el lastre que se nos impusiera y
que venimos soltando hace miles de años, y cada día somos mas los
que entendemos que así debe ser. Para entenderlo hay que despojarse
de las cargas de nuestra vida mortal y ver las cosas desde el punto
de vista del alma, que es lo que realmente somos.