(Para mi amigo Tomás)
El bosque está sereno, es
hora de la siesta
la orquesta de natura
desgrana letanías
deslizan los violines su
suave susurrar
mientras un niño llega
corriendo por el bosque
el piano nos recuerda sus
pasos al trotar.
De pronto se detiene, se
pierde en el paisaje
su mirada, buscando algo
con qué jugar
corre tras una ardilla,
sus ojos asombrados
se marchan tras un ave de
un hermoso trinar.
En eso se levanta una
pequeña brisa
y corre tras las hojas de
otoño que a la ronda
a impulsos de su soplo se
ponen a jugar.
Una corriente de agua que
suave se desliza
entre cantos rodados lo
invita a descansar
entonces al amparo de ese
bosque sombrío
se tiende sobre el césped
y se pone a soñar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario