En este destino extraño que
eligió Abril para nacer como Esther, porque aunque todos me llamen
por mi primer nombre como es costumbre, yo soy Esther y no Norma; en
este destino extraño que me ha tocado, decía, mi mayor carencia ha
sido sin lugar a dudas la de amor. Paradójicamente, soy un alma
enamorada, y no hablo solamente a nivel del sexo opuesto, hablo de
enamorada del amor.
Me enamora una bella música,
que no tiene por qué ser clásica, ni siquiera romántica, pues mi
amor es una mezcla de romanticismo y realidad, no se si me explico.
Me enamoran las canciones de Queen y la voz de Freddie; la música de
Buitres y la voz de Peluffo y la mayoría del rock nacional; me
enamoran las canciones de Jorge Drexler; o los brasileños Gal Costa,
Gilberto Gil, Caetano Veloso o Paula Fernández; me enamoran los
clásicos franceses, la Piaf, Mireille Mathieu, Gilbert Bécaud, Joe
Dassin; me enamora la murga y el candombe uruguayos, especialmente La
Catalina y los hermanos Cardozo; me enamora la percusión de los
Stomp o los Mayu Maná; y obviamente, Chopin, Strauss, Motzart y
tantos otros clásicos; me enamoran los blues; y paro de contar
porque los canso. Me enamora el mar, las nubes, el viento, la lluvia,
una flor, el trino de un pájaro, la poesía y los poetas.
Me enamoro de todo y me
conmueve hasta la fibra más íntima de mi alma, sin embargo, no he
encontrado el amor, es decir, a “mi amor”. Porque yo creo que el
amor es más que sentir ternura o deseo por alguien, de esos amores,
me he enamorado muchas veces. Amores que explotan como pompas de
jabón simplemente por una palabra mal escrita en una nota, eso no
puede ser amor. Será quizá que soy demasiado exigente con el otro,
dicen que los sagitarianos debemos admirar al otro primero para
después amarlo, sino, no nos enamoramos, y puede ser. Un día leí
que “el amor más fuerte y más puro no es el que sube desde la
impresión, sino el que desciende desde la admiración”, y
realmente, hice mía esa frase, porque para mí es así.
Pues llevo ya cincuenta y
ocho años de esta vida, treinta de ellos metida en una caja de
cristal viendola pasar, y esa alma que me complementa y que se que
existe en algún lugar, no ha aparecido.
Una vez creí encontrarla en
un poeta español, maduro él, que se enamoró de mi poesía. Y yo me
enamoré, es cierto, pero me enamoré de sus poesías como él se
enamorara de las mías. Un día se le ocurrió venirse a vivir a
Uruguay, y ahí me di cuenta que detrás de las poesías había un
poeta, un ser humano, que pretendía convivir conmigo y que de él
solamente conocía sus rimas, no la persona que estaba detrás de
ellas, y fui cobarde, o quizá que las cuatro patas de mi centauro
bien plantadas en el suelo, pudieron más que su arco y su flecha
apuntando a las estrellas. Una burbuja más que se deshizo en el aire
de mi vida.
Hoy estoy comenzando una
nueva etapa, luego de muchas pruebas, difíciles pruebas para quien
tuvo una vida relativamente tranquila y cómoda., y estoy
esperanzada en que destino que Abril eligiera para mí luego de tanto
sacrificio, sea uno lleno de amor y armonía, al lado de esa alma,
que ni siquiera sé donde nació, aunque mi amigo Norsi se adjudique
ese título y diga que nació en el DF de México. Mientras tanto, yo
sigo enamorada del amor, desahogando mi alma en mi poesía.
Si en algún lugar de este
mundo me buscabas, alma de mi alma, y lees mi mensaje, no dudes en
llamarme, que te espero.
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