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viernes, 5 de octubre de 2012

AL ALMA DE MI ALMA





En este destino extraño que eligió Abril para nacer como Esther, porque aunque todos me llamen por mi primer nombre como es costumbre, yo soy Esther y no Norma; en este destino extraño que me ha tocado, decía, mi mayor carencia ha sido sin lugar a dudas la de amor. Paradójicamente, soy un alma enamorada, y no hablo solamente a nivel del sexo opuesto, hablo de enamorada del amor.
Me enamora una bella música, que no tiene por qué ser clásica, ni siquiera romántica, pues mi amor es una mezcla de romanticismo y realidad, no se si me explico. Me enamoran las canciones de Queen y la voz de Freddie; la música de Buitres y la voz de Peluffo y la mayoría del rock nacional; me enamoran las canciones de Jorge Drexler; o los brasileños Gal Costa, Gilberto Gil, Caetano Veloso o Paula Fernández; me enamoran los clásicos franceses, la Piaf, Mireille Mathieu, Gilbert Bécaud, Joe Dassin; me enamora la murga y el candombe uruguayos, especialmente La Catalina y los hermanos Cardozo; me enamora la percusión de los Stomp o los Mayu Maná; y obviamente, Chopin, Strauss, Motzart y tantos otros clásicos; me enamoran los blues; y paro de contar porque los canso. Me enamora el mar, las nubes, el viento, la lluvia, una flor, el trino de un pájaro, la poesía y los poetas.
Me enamoro de todo y me conmueve hasta la fibra más íntima de mi alma, sin embargo, no he encontrado el amor, es decir, a “mi amor”. Porque yo creo que el amor es más que sentir ternura o deseo por alguien, de esos amores, me he enamorado muchas veces. Amores que explotan como pompas de jabón simplemente por una palabra mal escrita en una nota, eso no puede ser amor. Será quizá que soy demasiado exigente con el otro, dicen que los sagitarianos debemos admirar al otro primero para después amarlo, sino, no nos enamoramos, y puede ser. Un día leí que “el amor más fuerte y más puro no es el que sube desde la impresión, sino el que desciende desde la admiración”, y realmente, hice mía esa frase, porque para mí es así.
Pues llevo ya cincuenta y ocho años de esta vida, treinta de ellos metida en una caja de cristal viendola pasar, y esa alma que me complementa y que se que existe en algún lugar, no ha aparecido.
Una vez creí encontrarla en un poeta español, maduro él, que se enamoró de mi poesía. Y yo me enamoré, es cierto, pero me enamoré de sus poesías como él se enamorara de las mías. Un día se le ocurrió venirse a vivir a Uruguay, y ahí me di cuenta que detrás de las poesías había un poeta, un ser humano, que pretendía convivir conmigo y que de él solamente conocía sus rimas, no la persona que estaba detrás de ellas, y fui cobarde, o quizá que las cuatro patas de mi centauro bien plantadas en el suelo, pudieron más que su arco y su flecha apuntando a las estrellas. Una burbuja más que se deshizo en el aire de mi vida.
Hoy estoy comenzando una nueva etapa, luego de muchas pruebas, difíciles pruebas para quien tuvo una vida relativamente tranquila y cómoda., y estoy esperanzada en que destino que Abril eligiera para mí luego de tanto sacrificio, sea uno lleno de amor y armonía, al lado de esa alma, que ni siquiera sé donde nació, aunque mi amigo Norsi se adjudique ese título y diga que nació en el DF de México. Mientras tanto, yo sigo enamorada del amor, desahogando mi alma en mi poesía.
Si en algún lugar de este mundo me buscabas, alma de mi alma, y lees mi mensaje, no dudes en llamarme, que te espero.


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