Datos personales

viernes, 26 de abril de 2013

La vida






La vida ha querido llevarse mis colores
ha querido robarme mis sueños, mi ilusión
mis proyectos y toda mi alegría
paso a paso lentamente lo intentó.

Pero muero y renazco como el fénix
no me dejo caer, aunque el amor
que me esquiva y se escapa día tras día 
no quiso exonerarme del dolor.






La danza del amor




Otra vez vuelan raudas por mi pecho
juguetonas mariposas de ilusión
campanitas de cristal en mi cabeza
tintinean anunciándome al amor.

Coros de ángeles me cantan al oído
y me nublan por momentos la razón
y me vuelvo etérea y danzo libre
la danza majestuosa del amor.

Quiero hundirme en lo profundo de sus ojos
desmayarme entre susurros de pasión
ya sentirme protegida por sus  brazos
inundada por torrentes de ilusión

sumergirme en su amor y ahí quedarme
disfrutando hasta que llegue mi final
mantener a mi razón en el letargo
del amor al que me quiero abandonar.

Ya no opongo resistencia, ya me dejo
me abandono al remolino del amor
ya me envuelvo en la miel de sus palabras
ya percibo de sus labios el sabor.

Toma pronto mi mano, amado mío
y dancemos esta melodía de amor
que hace tiempo que dejamos de ser niños
no perdamos ya más tiempo sin razón.




Mañanas de domingo (2005)





Recuerdos de mi infancia que guardo cual tesoros
mañanas de domingo, mis padres en la quinta
trabajando la tierra entre charlas y risas.
De fondo suena el tango: guitarra y acordeón
Difusora Rochense y el Dúo Derecho Viejo
como cada domingo, pero ya ni me quejo
del volumen que a tope mi padre colocó.

Me levanto al instante ¡por fin llegó el domingo!
hoy no voy a la escuela, mi papá no trabaja,
siento olorcito a tuco, hoy es día de pasta!
Y corro hacia el jardín a jugar con las plantas
los gladiolos (mis hijos) me dan los buenos días
los tomo por sus hojas porque son sus manitas
yo juego que son niños, más mi mamá me grita:
"por favor no los rompas! vé a jugar a la quinta!"

A mi juego me llaman ¡a la peluquería!
a hacer trenzas y moños, a dejarlas bonitas
a las barbas de choclo, el pelo de mis niñas
hasta que me descubran y me lleve otro reto
cuando vean que el maíz está todo coqueto.
Y me envían entonces a comprarles el queso
que falta para el tuco, y es mi mejor recuerdo
aromas y sabores que vuelven con el tiempo.

El comercio cerrado. La ley no permitía 
que abrieran los domingos, igual nos atendían
por una puerta chica que daba a un callejón.
Entrando al almacén, una suave penumbra
el sol que se colaba entre los postigones
dibujaba en el piso cual una discoteca
ciculitos de luz, mientras que por sus haces
las motitas de polvo hacían sus piruetas.

Ya casi cinco décadas pasaron por mi vida
y sin embargo aún hoy percibo los aromas:
clavo de olor, canela, café recién molido,
cascarilla y maní, en bolsas de arpillera
derramando su aroma, y sobre el mostrador
lucía en un canasto emanando perfume
el pan recién horneado que aún soltaba vapor.

En el otro rincón, la fruta y la verdura
compitiendo en perfume contra los frutos secos
los aromas de albahaca, de apio y perejil,
de orégano, de menta, la cebollita verde,
los melones maduros, las uvas, los duraznos,
las jugosas manzanas, las frutillas muy rojas,
las sandías caladas, derramaban dulzor...

Todos esos aromas me llenaban el alma,
me quedaba extasiada flotando como en sueños
y era despertada por el almacenero
que ponía en mis manos un envuelto de estraza
con el queso rallado que había ido a buscar.

Acabado el idilio entre aroma y sentidos
salía nuevamente hacia la luz del sol
hacia el intenso brillo que cerraba mis ojos
que hoy mojan las lágrimas por toda la emoción
de recordar momentos de mi lejana infancia
memorias que atesoro aquí en mi corazón.



Crecí en una pequeña ciudad del interior de Uruguay, llamada Rocha. Una ciudad formada en su mayoría por casas de una sola planta,con patios, jardines, y a veces pequeñas huertas, a las que llamábamos quintas, donde las familias plantaban las verduras y hortalizas que consumían. 
En la época a la que me refiero, alrededor del año sesenta, imperaba una ley que no permitía a los comercios abrir los domingos, pero no hay ley que pueda dominar a "la viveza criolla" de nuestros paisanos, por lo que siempre había una puerta secundaria por la que se atendía a los vecinos, obviamente con el local cerrado, inclusive puertas y ventanas, por eso la oscuridad del interior. 
Los domingos, como supongo que debían ser para la mayoría de los niños de aquellas épocas, eran días muy especiales. Papá estaba en casa y no había clases, era día de reunión familiar en torno a la mesa en la que lucía la pasta hecha a mano por mamá, o el asado a las brasas. Y el aviso de que era domingo era el infaltable Dúo Derecho Viejo que sonaba en casi todas las radios del vecindario, y que era transmitido por la Difusora Rochense, única emisora de mi ciudad hasta ese momento. Eran actuaciones en vivo en la radio, muy apreciadas por la gente de mi ciudad, en una época en que no había televisión, igual que las "radionovelas" que también se hacían en vivo en las emisoras. Esos recuerdos son imborrables e invaluables, y a pesar de toda la tecnología que tenemos hoy a nuestro alcance, que no permite prácticamente el aburrimiento, añoro los tiempos en que entre la familia había diálogo, y no por facebook precisamente, sino en torno a la mesa familiar; en que las familias que vivían en diferentes ciudades no chateaban por internet, sino que se enviaban cartas manuscritas; y que al atardecer, en vez de mirar tele, los mayores nos contaban historias, a veces inventadas en el momento (sin que interrumpiera el sonido de los celulares) que unían más aún a la familia, y que establecían entre padres e hijos otro tipo de vínculo. Enfin, cada época tiene lo suyo, y yo puedo decir que tuve una infancia feliz que añoro mucho.      




Soledades






Soledad  (1985)

Soledad, vieja compañera no deseada
has estado junto a mí cada jornada
más hoy quiero me abandones, soledad,
ya no quiero tenerte junto a mí
ya no deseo tu fidelidad.

Lamento ser tan dura, vieja amiga,
porque me has sido fiel como ninguna
pero no es buena para mí tu compañía
me aparta de lo bueno de la vida
me niega del amor toda ventura.

Por eso te repito amiga mía:
deseo que te vayas y no vuelvas
que te alejes para siempre de mi vida
y que ya nunca más golpees mi puerta.



Vieja amiga Soledad   (2005)

Soledad, vieja amiga, no he logrado alejarte
aún estás en mi vida.
Hace ya veinte años te pedí que te fueras
más no oíste mis súplicas y quedaste prendida
a esta vida perdida.

En cada primavera soñé con que te ibas
dejándole un espacio al amor en mis días,
Como hojas de otoño que caen día tras día
se me pasan los años... se me acaba la vida...
y solamente tú me haces compañía.





Poesía de Abril (2007)









Abril

Abril de tonos ocres
de vida que culmina
de hojas que crepitan
sobre el suelo que piso
caminando mi vida.

Abril fin y promesa, 
Abril fruto maduro
que deja su semilla 
sobre la tierra fértil
para que done vida.

Abril que estoy viviendo
otoño de mi vida.







Ocres

Ocres lucen las hojas de los árboles
cuando el verde del verano se perdió
ocre el cielo de los atardeceres
cuando el sol tras de los árboles cayó

Ocre, toda la gama de los ocres
los que tiñen mi vida sin amor
ocres sueños y ocres ilusiones
ocres días y ocre mi razón.

Pinta el ocre el otoño de mi vida
de esta vida que casi terminó.
¿será ocre el día que me vaya
y abandone esta vida de dolor?









Tic Tac



Tic tac hace el reloj en la repisa
una a una las horas se me van
las hojas del otoño de mi vida
se caen una a una sin parar.

Y yo que estoy aquí como plantada
cual árbol esperando el vendaval
colgando su raíz del precipicio
viendo cómo se acerca su final.

Raíces que me aferran a la vida
las ganas de vivir un gran amor
mis sueños, mis poesías, mis recuerdos
que me prenden al borde del peñón.






sábado, 13 de abril de 2013

Rimas de diciembre/2012





Te dije que te amo?

Te dije que te amo?
Te lo he dicho mil veces
quizá con la esperanza de contagiarte un poco
y lograr que me quieras.

Te dije que te amo?
que no encuentro motivo mejor para vivir
que soñar con tenerte?
Te dije que te amo?

Lo digo y lo repito y volveré a decirlo
otro millón de veces
Necesito que sepas, necesito que entiendas,
que nací para tí y para mí naciste
aunque jamás lo creas...

Te dije que te amo?
Lo sé, como mil veces.






Luna menguante

Hace ya tantos días que no puedo leerte!
que no sé cómo estás, que no sé lo que sientes...
y la luna malvada se me ha ido achicando
y siento que me esquiva, mañosa, su carita
para que yo no lea en ella lo que piensas.

Es la luna menguante que mengua mi esperanza
que mengua mi ilusión, y que mengua mi suerte.
Me siento aquí perdida, sin yo saber de tí
tan lejos de tu vida, en otro continente
y ha pasado otro día sin que pueda leerte.






Los otros

Los otros, ella y el, esos seres reales, de carne y hueso, a los cuales nos aferramos mientras dejamos volar nuestra ilusión en alas de la poesía y del amor, o viceversa.
Ella y él, más o menos resignados a tener nuestros cuerpos despojados del alma que lo habita, ya que ésta, mientras hacemos el amor vaga en busca del objeto de nuestra ilusión, de nuestro amor, en mi caso tú, y en el tuyo?
Ellos, son seres desprendidos, capaces de amar sin esperar recompensas, porque se conforman con el cariño, la amistad, y la ternura que nos despiertan, mientras en lo más profundo de sus almas generosas sueñan con que un día despertarán en nosotros ese amor que nunca sentiremos, porque nuestro destino así lo dispuso.







Penélope

Como la fiel Penélope de los versos de Homero
que por el día tejía su interminable lienzo
y que al caer la noche destejía a escondidas
escudriñando el mar, esperando a su Ulises.

Así teje y desteje, más no un lienzo, sus sueños
mientras lo espera a él, quien al igual que Ulises
en busca de aventuras que transforma en poesía
navega, más no el mar que navegaba el griego

sino en letras, palabras, ideas que expresan sueños
y que transforma en rimas. 
De vez en cuando escucha el canto de sirenas
que logran encantarlo con sus hermosas voces

y le hacen olvidar a quien paciente espera
con su amor generoso, mientras teje y desteje
su interminable lienzo de sueños e ilusiones
pues sabe que seguro retornará su Ulises.

Y allá, tras de los mares que navegara el griego
una sirena herida canta sus tristes versos
de amor, de un gran amor, esperando a su amado
aún sabiendo que nunca retornará a su vida.



viernes, 12 de abril de 2013

Cerrando Ciclos








Todo termina, se cierran ciclos, y a veces duele, como hoy, especialmente hoy. Y aunque mi fé, fortalecida con el transcurso de estos tiempos de crisis y la ayuda espiritual de los amigos, me dice que algo mejor vendrá, que hay que seguir la ruta del aprendizaje, cuesta aceptarlo.
Miro por la ventana de mi oficina por donde he recibido luz cada mañana de estos últimos cuatro meses, y descubro, recién, que el árbol que crece junto a la ventana está desnudo. Vacío y gris como mi ánimo.
Es el mismo árbol que me brindó sombra y frescura en las mañanas de verano, que dejó pasar apenas la luz necesaria por entre sus verdes hojas, verdes como mi esperanza en lograr un poco de estabilidad para mi vida, y que se han quedado amarillas y se las ha llevado el viento que sopló muy fuerte ayer, junto con mis sueños.
El gorjeo de los pájaros que se mezclaba con la música de Chopin que escucho cada mañana, ya no se oye. Ellos, los pájaros, también han emigrado, como él.
Habrá que seguir camino, hay que seguir aprendiendo, porque para eso estamos acá, no queda otra.
El árbol de mi ventana, la que ya no será mía, en unos meses volverá a cubrirse de verdes hojas, los pájaros volverán a revolotear y hacer oír sus trinos entre sus ramas, pero yo no estaré, y seguramente tampoco Chopin. Estará él, y me pregunto si lo acompañará mi recuerdo… seguramente no. Se irá conmigo sin dejar huellas.