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martes, 2 de octubre de 2012

 
EL AMOR ES LIBRE

Hemos vivido por siglos buscando el amor perfecto, ese amor ideal que solo ocurre en los cuentos de hadas, con besos acompañados por tañir de campanas y aves que vuelan a nuestro alrededor en prados llenos de flores; parejas creadas el uno para el otro que no han conocido el amor hasta encontrar al indicado; amores para siempre en mundos ideales donde los protagonistas no tienen que trabajar, ni pagar cuentas, ni maniobrar con el sueldo para que rinda hasta el final del mes, que no tienen que cambiar pañales ni se enferman ni discuten porque no tienen ideas propias, los dos son uno y están tan seguros de sí mismos y son tan perfectos, que ni siquiera se equivocan. Pero en la realidad, el amor no es así.
Uno puede enamorarse, creer que esa persona es tu vida, que sin ella no podrías seguir viviendo, y sin embargo un día encuentras alguien que te llega mucho más profundo, que hace que el mundo ideal, la vida ideal, que construyeron con el otro parezca un simple ensayo ante la obra maestra que podrías escribir junto a tu nuevo amor. O al revés, cuando es el otro el que encuentra ese amor.Y entonces comienzan las culpas, los reproches, el dolor de cerrar una puerta que un dia significara tu felicidad y comienzan los problemas legales que te dejan no solamente mucha amargura, sino un gran hueco en tus finanzas, y si hay hijos entonces, culpas y más dolor.
Hemos heredado de nuestros mayores ese concepto de que el amor es una atadura que une a dos personas, hasta se nos llama esposos, como si estuvieramos presos, se firma un contrato de matrimonio, porque eso es lo que hacemos en esa ceremonia; mentira, nada nos ata. Ni el matrimonio, ni el amor, ni el deseo, ni siquiera los hijos.
Somos espíritu, somos energía, somos libres de sentir, hacer o pensar lo que queramos. Reglas morales? Quién las creó? Seguramente alguien que se sintió dueño de la verdad. Leyes divinas? No, no lo creo. Estoy entendiendo mejor lo que somos, a que vinimos a esta vida y qué es lo correcto, y me he dado cuenta que a pesar de que Dios sea uno solo, todos lo ven de distinta forma y de acuerdo a su saber y entender o a su conveniencia, al igual que esas reglas morales que se nos enseñan. La única regla que deberemos seguir es hacer el bien, ser buenos alumnos de la vida, felices y fieles a nosotros mismos respetando a los demás, porque para eso vinimos. Nadie es dueño de nadie, ni de los sentimientos de nadie, cada uno debiera hacer su propio camino sin depender del otro, para así conservar su libertad individual y poder desarrollarse.
Los hijos? Los hijos son hijos de la vida, son almas que se nos confían para que los cuidemos mientras no sean autosuficientes, y quién dijo que debían crecer en un matrimonio? No se deja de ser padre porque uno se separe, siempre se puede.
Si cada uno forja su propia vida, su propio crecimiento, aún viviendo en pareja, todo cambia. Sin ataduras de ninguna índole, disfrutando el amor y la vida en pareja y conquistando cada día al otro. Esa es la vida ideal, el mundo ideal. Si quieren hacer ese contrato, como un símbolo del amor que los une, cada uno es libre de hacerlo, pero no como una responsabilidad de unión perpetua, sino como un símbolo de ese amor, que, si un día se acaba, no sirva para generar problemas legales y dolor, que sea con respeto a la libertad de cada uno.
Creo que vamos evolucionando hacia la libertad, vamos dejando de a poco el lastre que se nos impusiera y que venimos soltando hace miles de años, y cada día somos mas los que entendemos que así debe ser. Para entenderlo hay que despojarse de las cargas de nuestra vida mortal y ver las cosas desde el punto de vista del alma, que es lo que realmente somos.

 






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